El
concepto de calidad como factor diferenciador en la producción y provisión de
productos y servicios es hoy un elemento clave para definir la capacidad de una
empresa para sobrevivir a la competencia. Es en esta coyuntura que emerge Six
Sigma como una de las alternativas más revolucionarias para gestionar los
procesos relacionados con la calidad. Se trata de una metodología que además se
convierte en filosofía empresarial pues exige la participación de toda la
organización para alcanzar un objetivo claro y perfectamente medible: obtener
niveles de defectos de “casi cero”.
Según
Philip Crosby uno de los más importantes gurús en la materia, la calidad es:
“La conformidad con los requerimientos” y “Hacerlo bien a la primera vez”.
Es sobre estos pilares que se sostiene la filosofía Six Sigma.
Muchos
especialistas definen a Six Sigma como un “método altamente técnico utilizado
por ingenieros y estadísticos para perfeccionar los productos y los procesos”.
En parte, es cierto. Las medidas y la estadística son un ingrediente clave para
la mejora Six Sigma, pero no lo son todo.
Otra
definición interesante es la que expone que se trata de una transformación
cultural, basada en el liderazgo comprometido de la Alta Dirección, y se enfoca
en la implantación de procesos de mejora con el objeto de reducir la
variabilidad de los procesos.
Para
la gran parte de organizaciones a nivel mundial, Six Sigma es el estándar de
medición del nivel de calidad que es casi capaz de obtener la perfección.
Entendiendo perfección como cero errores .
Combinando
estas tres definiciones podemos concluir que:
Six Sigma es un método de
optimización y perfeccionamiento de los procesos buscando un impacto radical
sobre la calidad. La modificación de los procesos se ejecuta con el fin de
disminuir al máximo la variabilidad de los mismos y los defectos asociados de
tal manera que podamos reducir el porcentaje de fallos hasta un máximo de 3,4
defectos en un millón de oportunidades (DPMO). Este cambio radical en el
proceso productivo requiere el compromiso de toda la organización que deberá
adoptar al Six Sigma como una filosofía del “cómo hacer” diario.
Por
qué Sigma? La palabra es un término estadístico que mide hasta qué punto un
proceso se desvía de la perfección.
Técnicamente
hablando, el objetivo de Six Sigma es reducir la variación de salida de los
procesos en largos periodos de tiempo. Esta es una iniciativa
basada en cálculos estadísticos de históricos para controlar las tendencias y
determinar y corregir la variabilidad de los procesos y el nivel de errores
producto de los mismos. La meta es lograr un nivel DPMO (Defectos por millón de
oportunidades) de 3.4 equivalente a 6 sigma o 99.99966% de eficiencia.
Para
tal fin se usa la siguiente ruta sobre la cual está basada esta filosofía:
1. Definir
oportunidades, es decir observar detalladamente el proceso existente, realizar
un mapeo del mismo y detectar fallas críticas que ocasionen errores y por
consiguiente insatisfacción del cliente.
2. Medir
el sistema, a través de técnicas estadísticas con la finalidad de obtener datos
fiables que nos lleven a conclusiones tangibles.
3. Analizar
oportunidades, con los datos obtenidos estaremos en la capacidad de determinar
claramente las razones que provocan los defectos.
4. Mejorar
el sistema, plantear soluciones concretas que resuelvan definitivamente los
errores existentes.
5. Controlar
el sistema, para asegurar que los cambios se sostengan en el tiempo y evitar
volver a los viejos hábitos.
Gracias
a la correcta aplicación de Six Sigma en la organización, el fabricante de
calidad es a la vez el fabricante que es capaz de producir a bajo coste. Es
menos costoso fabricar bien a la primera que gastar dinero en ajustes y
correcciones. Six Sigma nos permite establecer un sistema que sea
capaz de generar mayores ingresos, satisfacer al cliente y obtener beneficios
tangibles en menor tiempo.
En
la metodología Six Sigma la voz del cliente es una parte clave. La voz del
proceso es la segunda área de importancia. El objetivo es
minimizar la variabilidad del proceso de tal manera que aseguremos un nivel de
defectos casi cero, entendiendo por defecto la discordancia entre las características
del producto y los requerimientos del cliente.
La
idea central detrás de Six Sigma es que si usted puede medir cuantos defectos
produce en un proceso, usted puede modificar sistemáticamente este hasta
eliminarlo o dejarlo muy cercano al cero. Mikel Harry, líder del
proyecto Six Sigma en Motorola sostiene que: TQM (Total Quality Management, o
Gestión de la Calidad Total) antecesor de Six Sigma no dio los resultados que
prometía porque, entre otras cosas, "carecía de un objetivo específico".
Six Sigma, en cambio, tiene una meta concreta: lograr menos de 3,4 defectos por
millón de oportunidades en productos o servicios.
Iniciada
por Motorola y perfeccionada por General Electric, Six Sigma ha sido adoptada
ya por grandes organizaciones como estándar de calidad. Nissan-Renault,
Polaroid, NASA, Dupont, entre otras han obtenido importantes beneficios con
este cambio de filosofía. Sin embargo, la aplicación de Six Sigma no se limita
a grandes organizaciones; medianas y pequeñas empresas pueden perfectamente
alinearse a esta tendencia que ha llegado para quedarse.
Detrás
de todo esto hay mucho trabajo y disciplina. Son esenciales para el éxito de
Six Sigma el compromiso de la Alta Dirección y el entrenamiento de un equipo
encargado de la implementación de la metodología. Este proceso intensivo
permite aumentar la participación de todos los empleados y alinear los
objetivos particulares con el gran objetivo estratégico de la empresa: La
calidad.
Six
Sigma es una metodología altamente disciplinada que nos ayuda a concentrarnos
en desarrollar y entregar productos y servicios “casi perfectos”.
Cumpliendo
estos requisitos es posible convertir cualquier empresa en una organización Six
Sigma.