miércoles, 1 de julio de 2015

Six Sigma, una revolución para transformar la gestión de la calidad.

El concepto de calidad como factor diferenciador en la producción y provisión de productos y servicios es hoy un elemento clave para definir la capacidad de una empresa para sobrevivir a la competencia. Es en esta coyuntura que emerge Six Sigma como una de las alternativas más revolucionarias para gestionar los procesos relacionados con la calidad. Se trata de una metodología que además se convierte en filosofía empresarial pues exige la participación de toda la organización para alcanzar un objetivo claro y perfectamente medible: obtener niveles de defectos de “casi cero”.

Según Philip Crosby uno de los más importantes gurús en la materia, la calidad es: “La conformidad con los requerimientos” y “Hacerlo bien a la primera vez”. Es sobre estos pilares que se sostiene la filosofía Six Sigma.

Muchos especialistas definen a Six Sigma como un “método altamente técnico utilizado por ingenieros y estadísticos para perfeccionar los productos y los procesos”. En parte, es cierto. Las medidas y la estadística son un ingrediente clave para la mejora Six Sigma, pero no lo son todo.

Otra definición interesante es la que expone que se trata de una transformación cultural, basada en el liderazgo comprometido de la Alta Dirección, y se enfoca en la implantación de procesos de mejora con el objeto de reducir la variabilidad de los procesos.

Para la gran parte de organizaciones a nivel mundial, Six Sigma es el estándar de medición del nivel de calidad que es casi capaz de obtener la perfección. Entendiendo perfección como cero errores .

Combinando estas tres definiciones podemos concluir que:

Six Sigma es un método de optimización y perfeccionamiento de los procesos buscando un impacto radical sobre la calidad. La modificación de los procesos se ejecuta con el fin de disminuir al máximo la variabilidad de los mismos y los defectos asociados de tal manera que podamos reducir el porcentaje de fallos hasta un máximo de 3,4 defectos en un millón de oportunidades (DPMO). Este cambio radical en el proceso productivo requiere el compromiso de toda la organización que deberá adoptar al Six Sigma como una filosofía del “cómo hacer” diario.

Por qué Sigma? La palabra es un término estadístico que mide hasta qué punto un proceso se desvía de la perfección.

Técnicamente hablando, el objetivo de Six Sigma es reducir la variación de salida de los procesos en largos periodos de tiempo. Esta es una iniciativa basada en cálculos estadísticos de históricos para controlar las tendencias y determinar y corregir la variabilidad de los procesos y el nivel de errores producto de los mismos. La meta es lograr un nivel DPMO (Defectos por millón de oportunidades) de 3.4 equivalente a 6 sigma o 99.99966% de eficiencia.

Para tal fin se usa la siguiente ruta sobre la cual está basada esta filosofía:

1. Definir oportunidades, es decir observar detalladamente el proceso existente, realizar un mapeo del mismo y detectar fallas críticas que ocasionen errores y por consiguiente insatisfacción del cliente.

2. Medir el sistema, a través de técnicas estadísticas con la finalidad de obtener datos fiables que nos lleven a conclusiones tangibles.

3. Analizar oportunidades, con los datos obtenidos estaremos en la capacidad de determinar claramente las razones que provocan los defectos.

4. Mejorar el sistema, plantear soluciones concretas que resuelvan definitivamente los errores existentes.

5. Controlar el sistema, para asegurar que los cambios se sostengan en el tiempo y evitar volver a los viejos hábitos.

Gracias a la correcta aplicación de Six Sigma en la organización, el fabricante de calidad es a la vez el fabricante que es capaz de producir a bajo coste. Es menos costoso fabricar bien a la primera que gastar dinero en ajustes y correcciones. Six Sigma nos permite establecer un sistema que sea capaz de generar mayores ingresos, satisfacer al cliente y obtener beneficios tangibles en menor tiempo.

En la metodología Six Sigma la voz del cliente es una parte clave. La voz del proceso es la segunda área de importancia. El objetivo es minimizar la variabilidad del proceso de tal manera que aseguremos un nivel de defectos casi cero, entendiendo por defecto la discordancia entre las características del producto y los requerimientos del cliente.

La idea central detrás de Six Sigma es que si usted puede medir cuantos defectos produce en un proceso, usted puede modificar sistemáticamente este hasta eliminarlo o dejarlo muy cercano al cero. Mikel Harry, líder del proyecto Six Sigma en Motorola sostiene que: TQM (Total Quality Management, o Gestión de la Calidad Total) antecesor de Six Sigma no dio los resultados que prometía porque, entre otras cosas, "carecía de un objetivo específico". Six Sigma, en cambio, tiene una meta concreta: lograr menos de 3,4 defectos por millón de oportunidades en productos o servicios.

Iniciada por Motorola y perfeccionada por General Electric, Six Sigma ha sido adoptada ya por grandes organizaciones como estándar de calidad. Nissan-Renault, Polaroid, NASA, Dupont, entre otras han obtenido importantes beneficios con este cambio de filosofía. Sin embargo, la aplicación de Six Sigma no se limita a grandes organizaciones; medianas y pequeñas empresas pueden perfectamente alinearse a esta tendencia que ha llegado para quedarse.

Detrás de todo esto hay mucho trabajo y disciplina. Son esenciales para el éxito de Six Sigma el compromiso de la Alta Dirección y el entrenamiento de un equipo encargado de la implementación de la metodología. Este proceso intensivo permite aumentar la participación de todos los empleados y alinear los objetivos particulares con el gran objetivo estratégico de la empresa: La calidad.

Six Sigma es una metodología altamente disciplinada que nos ayuda a concentrarnos en desarrollar y entregar productos y servicios “casi perfectos”.


Cumpliendo estos requisitos es posible convertir cualquier empresa en una organización Six Sigma.